El porte que hizo de oro a este hombre si esperarlo, le toco la loteria. Poseis leer la noticia mas abajo
La Champions League 1997/98 fue el principio del fin del sambenito ‘solo habéis ganado Copas de Europa en blanco y negro’ con el que tuvieron que apechugar los aficionados del Real Madrid en los años noventa, conquistando dos trofeos más en los cuatro años posteriores, y situándose como el tercer club más laureado de estos últimos treinta años, por detrás de las cinco copas del Milan, y las cuatro del FC Barcelona. Pero los ‘merengues’ también vivieron una noche de bochorno y ridículo extradeportivo en el camino hacia esa primera Champions ‘en color’, que hoy recordaremos en “Momentazos Champions”.Situémonos: miércoles 1 de abril de 1998. El Real Madrid y el campeón vigente, el Borussia Dortmund, se disputaban un lugar en la final de la Champions League en el partido de ida de semifinales, que se jugaba en el estadio Santiago Bernabéu.Todo transcurría con normalidad: no había habido enfrentamientos callejeros entre los radicales de ambos equipos antes del partido, el Dortmund llegó sobrado de tiempo a la capital española, ambos conjuntos calentaron con normalidad, ambientazo en el estadio, buenas condiciones climatológicas…y a las 20:43, con los dos onces titulares y los colegiados alineados para escuchar el himno de la Champions, se inició el sainete.Un centenar de Ultras Sur encaramados a la valla metálica que separaba el terreno de juego de la grada se vieron (y alguno se debió dar) de bruces en el suelo cuando ésta -la valla- empezó a doblarse y ceder hacia atrás, derribando consigo la portería que en esa primera parte de encuentro iba a defender Bodo Illgner, y que, inexplicablemente, estaba atada con cables al soporte metálico que separaba ambos espacios del estadio. El percal no había hecho nada más que empezar: los operarios del club intentaron, sin éxito, restablecer la portería, por lo que se decidió arrancarla del todo, retirarla, y usar la de recambio, El problema? no había portería de recambio (incumpliendo, así, una normativa de la UEFA, lo que le acabó costando a los blancos una multa de 115 millones de pesetas de la época -691.163€-, y un partido de suspensión).A partir de aquí, el despropósito empezó a hacerse sangrante: se decidió ir a la Ciudad Deportiva, a dos kilómetros del campo, a buscar una portería. Una vez allí, no había nadie en las instalaciones (todos los empleados estaban en el Bernabéu), por lo que Agustín Herrerín, ayudante de Casabella, entonces delegado del Madrid, decidió saltar la oxidada valla de seguridad, rompiéndose los pantalones, y, por poco, algo más sensible.Dentro, se encontró a un camionero cenando, y le propuso pagarle “lo que sea” (al parecer, fueron 85.000 pesetas -510 €-) para que ambos llevaran la portería al estadio. Éste aceptó, pero había que superar otra valla más (Herrerín debió soñar con vallas esa noche), que el camionero derribó con su vehículo. Sin obstáculos de por medio, subieron una portería de entrenamiento al camión, y salieron pitando hacia Concha Espina.
Mientras todo esto sucedía, los alemanes presionaban, sin resultado, al árbitro del partido, el holandés Mario Van Der Ende, para que suspendiera el partido (días más tarde, incluso reclamarían que le dieran el partido ganado por 0 a 3 debido al incidente). A las 21:45, la portería de recambio entraba al campo, donde, debido a su naturaleza, tuvo que ser atada y fijada por todos lados (cuentan que, antes, Van Der Ende comprobó la estabilidad del marco con un golpe, tras el cual éste se tambaleó).A las 22:01, una hora y cuarto después de la hora oficial (en el partido Bulgaria-Alemania del mundial de fútbol de 1994 se reemplazó una portería en seis minutos), se inició el partido, que acabó ganando el Madrid por 2 a 0, con tantos de Morientes y Karembeu, y en el partido de vuelta empataría a cero, clasificándose para la final de Amsterdam. Pero el daño ya estaba hecho para la imagen del club blanco, y, ante tal ridículo mundial, incluso el diario AS habló de “un Madrid de charanga y pandereta”:
No hay comentarios:
Publicar un comentario